Imprimatur, de Monaldi & Sorti

4
Aún no sé cómo pude elegir Imprimatur (ed. Salamandra, 2004). Estaba en la biblioteca y quedaba poco tiempo para cerrar, lo vi y me llamó la atención. Generalmente huyo de libros que tratan de sábanas santas, cálices sagrados (que debería de escribir en singular, ya que el plural me hace caer en el paganismo, uy), misterios de la Iglesia enterrados en catacumbas o templarios en busca de la sabiduría eterna. Fijaros que ni me he leído El código Da Vinci... Pero bueno, no me quiero desviar de Imprimatur, el libro del que quiero hablaros.
    Al abrir las tapas, me encuentro con la fotografía de Monaldi & Sorti, este matrimonio de escritores (ella filóloga, él músico) con mirada misteriosa, que parece que te están diciendo... “¡lee, lee, que te espera un gran enigma por resolver!” Ya con esas premisas, no os quiero engañar, estuve a punto de dejar el libro, pero esa no es mi línea, ya que, hasta de lo que no te gusta, se aprende.
    Ya la novela comienza de forma siniestra con una carta datada en el año 2040 sobre los acontecimientos que ocurrieron en el siglo XVII, aunque todavía no he logrado entender el porqué de este futurista narrador epistolar. La trama se desarrolla en una posada romana, El Donzello, en el año 1683. Dentro de ella, aparece un caballero muerto y la posada es cerrada por las autoridades, por lo que se mantiene en cuarentena, a la espera de asegurar que no es peste y que no hay posibilidad de contagio fuera de El Donzello. Los personajes que quedan dentro de la posada son, entre otros: un espía del rey Luis XIV, un párroco, un músico, una misteriosa mujer, un gacetero en prácticas y algunos caballeros. Todos tienen algo en común, todos quieren algo y todos tienen miedo de la peste. Pero ¿realmente el caballero ha muerto de un brote de peste o ha sido envenenado? Siendo el primer caso, ¿cómo se ha podido contagiar?, pero, si ha sido envenenado, ¿quién es realmente el caballero asesinado?
    Claro está, todas estas preguntas tienen a dos protagonistas de por medio: al abate Atto Melani y al joven servidor de la posada, que resolverán este misterio adentrándose en las catacumbas de Roma y destapando escándalos de la alta alcurnia europea. Estos dos personajes recuerdan a Sherlock Holmes y a su ayudante Watson. Lo curioso es que el mozo a cargo del albergue es el que cuenta la historia a modo de diario, dato que llama la atención si tenemos en cuenta su origen de clase humilde.

Sí, el misterio parece interesante, pero me resulta un libro muy lineal, al igual que las intrigas. Faltan admiraciones, giros inesperados y un sin fin de formas para dar a Imprimatur un sabor menos informativo. Y es que según las palabras de la contraportada, este libro ha sido el resultado de diez años de investigación, y creo que ese es el problema en algunas novelas, que se centran tanto en la parte histórica, que se olvidan de enganchar con las palabras. Hay párrafos que se podrían suprimir, quizá por esa moda barroca del lenguaje que imita bastante bien, lo admito. Como por ejemplo:
“Ugonio tendió lentamente una mano y entregó a mi compañero una hoja. Luego empezó a dar patadas y puñetazos furiosos a Ciacconio, al tiempo que le decía panarra, papasal, bardaje, bahuna, belitre, paradillero, pazpuerca, sacatrapos, estíptico, zorrocloco, cernícalo, chisgarabís, chirrichote, calamocano, bujarrón, chamagoso, marfuz, trapajoso, zancajoso, bahúno, ribaldo, ojo de rúa (...)” (pág. 188).
    Y así hasta un total de cuarenta y cuatro sinónimos de 'tonto'. Sí, esto puede parecer curioso hasta cierto punto; sin embargo, el libro tiene 631 páginas y los párrafos como este abundan:
 “-Ciertamente. Cuando la Luna está en Aries, y tiene a Marte y a Saturno en contra, no han de hacerse operaciones de cabeza, de cara ni de ojos; si se está en Tauro, de cuello, de nuca y de garganta; si está en Géminis, de hombros, brazos y manos; si está en Cáncer, de pecho, pulmones y estómago; si está en Leo, de corazón, de espalda e hígado; si está en Virgo, de vientre (...)” (pág. 265).
    Pasando por todos los signos zodiacales. Creo que, para un estudioso del periodo Barroco, donde el lenguaje se volvió tan intrincado, esto puede resultar una maravilla, pero para un lector del siglo XXI satura y se vuelve denso, cumpliendo, por otra parte, la finalidad del periodo narrado.
    Lo positivo es que está muy bien documentado, tanto que este libro, cuando se editó en Roma, causó tanto revuelo que los autores tuvieron que exiliarse a Viena por todas las alusiones al Papa Inocencio XI así como a otros personajes históricos. Perolo documentan tan bien que al final del libro vienen 46 páginas de información adjunta sobre lugares, hechos y personajes reales descritos en Imprimatur.
   
Imprimatur es el principio de una colección de ocho libros, cuyos títulos forman una frase en latín. Los dos siguientes son Secretum y Veritas... Sí, esto resulta demasiado misterioso para mí, y creo que he tenido bastante con esta enciclopedia barroquizante.
:

Os dejo con esta partitura musical (actualizada): “Baricades mistérieuses”. Sin preámbulos, diré que en el libro se deja entrever que sus notas sirven para curar la peste negra, ¿cómo?, ¿por qué?, solo Imprimatur puede dar la respuesta...

Entradas que pueden interesarte

4 comentarios

  1. ¡¡Qué interesante tu comentario!!! Da una visión muy especial del libro... aunque no sé si leerlo porque suena a quizás un poco erudito de más.

    ¡¡Muchas gracias!! Me encantanlos puntos suspensivos del final de tu comentario :-)

    ResponderEliminar
  2. Bueno, no te lo recomendaría. El problema es que el libro muestra un misterio tan misteriosamente misterioso que hasta se olvida de escribir de qué misterio se trata XD

    ¡¡Gracias por el comentario, por cierto!! :)

    ResponderEliminar
  3. Lo justo sería leer ese tochazo,pero intuyo que menos me costaría volver a enfrentarme a ´´El laberinto de fortuna´´. Y la tapa apesta a un ambiente cursi como si de un culebron se tratase- ¿para qué tanto cuidado estético?

    Por fin estoy aquí, ains XD
    1 compañero de la facu

    ResponderEliminar
  4. Hola Anónimo y compañero de la facul (aunque para mí sigues siendo Anónimo): "El laberinto de fortuna" puede resultar el goce absoluto, pero no sabría qué elegir. Sí, bonita estética de portada, el libro venía hasta con un cd de música barroca. Si es que más no han podido hacer... Y lo de culebrón, sí es verdad, solo que no hay amor, y si lo hay, sigue la misma línea plana de todo el libro.

    ResponderEliminar